MANIFIESTO MADRIDISTA

jueves, 21 de abril de 2011

Corre la Voz en:

Hola, Hola, Hola Madridistas, ¿Cómo estáis? ¡Qué pregunta! ¿Pues cómo vais a estar? Eufóricos, Pletóricos, Afónicos y todos los ónicos esdrújulos que existan en el diccionario de la Real, sí, REAL, Academia de la Lengua Española. Porque, Madridistas, hoy es el día después del primer día. El primer día de la Reconquista, el día clave, el día D, el Alamo, el símbolo que marca el camino sin retorno hacia la Gloria.

Hoy no os presento un podcast, sino un pequeño monólogo, un detalle de lo que pasa por mi cabeza cuando todavía la Cibeles abriga su cuello con el escudo de nuestro Madrid. Ya tendremos tiempo el Lunes de conversar sobre todo lo que rodeó al espectáculo sublime de fútbol pasión que nos regalaron ayer. Ya habrá oportunidad de bucear en el detalle de una previa que algunos llenaron de insidia, provocaciones, vulgaridades, desplantes y prepotencia, y nosotros contestamos con la templanza, mesura, altivez y el señorío que correspondía al que reconoce y valora en su justa medida, la grandeza de los acontecimientos.

Para el fútbol, ayer comenzó una Era que marcará el destino del deporte rey, estableciendo los revolucionarios parámetros que definirán el fútbol moderno. Una época que nace derrumbando los mitos artificiales que veneraban el ungüento milagroso de la posesión, la horizontalidad y la tortura del tedio por inanición, cómo valores únicos e impares. La fórmula mágica del aplastamiento por tikitaka, cómo el fútbol verdadero. La tiranía de un único pensamiento posible.
Muchos cayeron, seducidos por mercenarios mediáticos, agoreros que ejercían de sirenos, hipnotizados por la conveniencia de arrimarse al sol que más calienta. Algunos ignorantes quisieron enrumbar al Madridismo por el mismo camino Schusteriano, Wegneriano o Pellegrinista, pretendiendo convertir al Club que ha marcado el paso de la Historia de este deporte, en un segundón, un simplón, un vulgar imitador que deja para otros el papel protagonista. ¡NECIOS! El ADN Madridista no tolera ese tipo de rendiciones. No importa qué camino elijan otros, el Madrid inventará uno propio. Los que prefieran imitar a crear, que se bajen del carro. Subir al cielo obliga a soltar lastre.

El partido de ayer cimentó las bases del verdadero fútbol total: el que multiplica tus alternativas con una plantilla compensada con fondo de armario; el que no se limita por el corset de un esquema fijo con piezas intercambiables, el que otorga al coraje un peso tan importante como al talento; el que sólo se guía por una fe inquebrantable en la convicción de no sentirse inferior a nadie.

¡No más cuentos interesados sobre masías y canteras! ¡Basta ya de milanelos y milanesas! ¡Dejemos atrás las historias para no dormir del jogo bonito y la Biblia en verso! El Madrid es único, es incomparable, es anárquico, es rebelde, y vive su orgullo con la personalidad y los valores de la excelencia y el hambre por superar una Historia insuperable.Muy pocos alcanzan a intuir siquiera la dimensión de la jornada de ayer. No se trató de un partido más, aunque fuera una final y un título, menor pero título, estuviera en disputa. Lo de ayer marca un hito que trasciende la rivalidad de dos clubes históricos, rebasa las fronteras de la Madre Patria, supera incluso, el mundo del fútbol. Lo que vivimos ayer fue el triunfo de un sentimiento universal, una forma de entender la vida desde la pasión, a pecho descubierto, vaciando el corazón sin rendiciones, derramando cada gota de sudor desde la convicción que te da saber que no se puede vivir de otra manera. Sólo desde la rebeldía permanente, un inconformismo pertinaz, la más gigantesca de las ambiciones y la obsesión enfermiza por la Victoria se puede eludir la ciénaga de mediocridad, permanente o intermitente, donde retozan los incapaces, los envidiosos, los rendidos y, sobre todo, los cobardes.

No es tarea fácil, nada que merezca verdaderamente la pena lo es.

Hay quienes, desde la pequeñez de su miopía, piensan que el fútbol no es más que un juego, un divertimento, un negocio o sólo un espectáculo más con el que ocupar horas de asueto. Gente adocenada con el veneno del conformismo, narcotizada con el derrotismo de frases mezquinas como lo importante es participar, el esfuerzo es lo que cuenta y todo ese arsenal de excusas destinadas a aniquilar el natural afán de superación, combustible vital del ser humano.

El fútbol es una hermosa metáfora de la vida, y el Madridismo, una apuesta irrenunciable por la pasión y el deseo.

Felicidades a todos y
¡¡¡Hala Madrid!!!


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¡Hala MADRID!

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